9 mar 2010

El señor sombrero y sus SIC

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Mientras que leía esta crónica de la periodista argentina Leila Guerriero, creo que la sonrisa nunca dejó mi cara. Y hasta largué alguna carcajada, una reacción poco frecuente cuando uno lee un libro, incluso si se trata de uno de humor. Es que a cada paso me encontraba con alguna de esa frases maravillosas que alguna vez le oí decir a Alsina Thevenet ... muy pocas veces lamentablemente, porque El País Cultural quedaba en un edificio diferente al que tiene la Redacción y sólo tuve el placer de escucharlo unas pocas veces.

Leila Guerreiro hace un excelente trabajo en las crónicas que recopiló en el libro Frutos Extraños. Quiero detenerme ahora en algunas de las citas que la periodista toma para "pintar" con emociones, colores y sensaciones, la multifacética personalidad del Alsina. Lo hace en el reportaje titulado "Vida del señor sombrero", que resultó ser la última entrevista que HAT concedió antes de morir.

Errores, lectores, Internet
"A mí me ponen mal los errores, quizás como herencia de mi madre maestra. Porque un error hace desconfiar al lector. Dice: “si se equivoca en esto, qué me va a enseñar este tipo”. Ahora veo que se chequean datos por internet. Yo tengo un episodio con internet. Cuando apareció la película Titanic hice la nota, y yo tenía mi lista de películas sobre el Titanic, pero podía haber otras. Busqué en internet y en efecto aparecieorn otras. Y también aparecieron películas de menos. Hay una película que se llama A night to remember, del año 1958, y como la palabra Titanic no figura en el título, internet no la registra. En cambio me dio una que se llama Titanic Orgy: orgía titánica. Una película porno. Pero en 1937, cuando no había internet ni revistas importadas, para redactar la ficha técnica de una película me iba a la cabina de proyección y tomaba nota mirando la película a contraluz. Claro, todo ese trabajo me quitaba tiempo para el estudio. Fui pésimo alumno".

Rusdhie, Dante y Shakespeare (maravilloso)

En 1987, dos años después del episodio en La Razón, Homero era jefe de espectáculos del diario Página/12, y además de críticas de cine —que despertaban las más extremas rabias de cabotaje de directores argentinos como Fernando “Pino” Solanas, Alejandro Agresti o Leonardo Favio— escribía columnas de opinión tales como “Mahoma, todavía”, en la que sostenía que “el caso Mahoma versus Rushdie ha suscitado algunas reclamaciones similares, que conviene incorporar ya a los manuales de filosofía y letras: a) Del Diablo contra Dante Alighieri, por la Divina Comedia (circa 1310). Aduce que el retrato del infierno es harto desfavorbale (...). b) Del gobierno de Dinamarca contra William Shakespeare, por Hamlet (1600). Apunta que la frase 'hay algo podrido en Dinamarca' se contrapone a los notorios progresos del país en cuanto a higiene, refrigeración y manejo de materiales biodegradables".

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Diseñadores, periodistas y la guerra
"Una vez entregué una nota que ni siquiera era mía. Me llaman de diagramación. “Sacale doce centrímetros”. Que sí, que no, la discusión subió de tono y viene el Zorro Iglesias y me dice: “¿Qué pasa con tu gente? ¿Son todos Shakespeare y Cervantes que no se les pueden cortar doce centímetros?”. Le digo: “No, no son todos Shakespeare y Cervantes. Ahora, tu gente, ¿son todos Rembrandt y Velázquez que no se les puede cambiar el dibujito?”.


Guía de estilo a lo HAT

Durante años, cada vez que un nuevo periodista era incorporado al suplemento Cultural, se le entregaba el manual de estilo, una versión resumida de un texto que Homero había incluido en una de sus Enciclopedias de datos inútiles bajo el título de “Algunas sugerencias para periodistas modestos” y que decía —dice— así: “Comience toda nota en el centro del tema [...] Las primeras líneas deben apresurarse a establecer Qué, quién, dónde, cuándo. El cómo puede esperar al segundo parrafo. Elimine al máximo el Yo, el Nosotros, los otros pronombres respectivos (me, mí, nos). El enfoque gramatical de primera persona debe reservarse para aquello que es absolutamente intransferible [...] Salvo casos de extrema necesidad, elimine los signos de interrogación; el lector quiere respuestas y no preguntas. [...] Evite los signos de admiración: el concepto deberá ser bastante asombroso con sólo enunciarlo, sin que usted le coloque una bandera encima [...] Elimine las referencias al hecho mismo de estar escribiendo una nota. Sea un espejo sin decir ‘aquí estoy como un espejo’. La prosa tersa no se dobla sobre sí misma. [...] Reescriba toda vez que pueda hacerlo. Si tiene a mano un lector que ignore el tema, confíele una primera revisión del texto. Si él no entiende algo, la culpa es de usted [...] Elimine rodeos y larguezas. Un título periodístico llega a alargarse para llenar espacios, como ‘Se experimentaron precipitaciones pluviales en todo el sur de la república’, pero siempre será mejor que usted escriba, llanamente, ‘llovió en todo el sur del país’”.


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